Comparto mis impresiones sobre las dulzuras que tuve la suerte de probar en Valeria del Mar, un balneario donde los vendedores ambulantes venden Franui
1. La goleta
Av. Tomas Espora 343, Valeria del Mar.
Recibí un mensaje de un cocinero que aprecio y admiro, decía:
“Los alfajores de La goleta son los mejores que comí en mi vida, cruje un poco el borde cuando los mordés, me emociono y lloro.”
No suelo criticar alfajores, existe gente idónea y más joven que se dedica a esto con mucho más éxito que yo así que hace unos años decidí abrirme. Pero hoy haré una excepción para adentrarme en las deliciosas aguas de un producto sublime que resulta un salvavidas dentro de este mar de repetidos e incompetentes alfajores que conforman el panorama actual de golosinas argentinas.
Los alfajores regionales La goleta, no son dobles, ni triples, ni premium, ni de oro, ni gigantes, ni cuadrados, ni santanfesinos, son algo completamente diferencial y, como aquellos colectivos que alguna vez existieron, ofrecen un viaje distinto. Tienen 6 capas de una delicada galletita entre neutral y saladita, que lejos de ser crocante se desarma misteriosamente al más mínimo contacto con los dientes y ¡tac! inunda tu boca de sabor como una sorpresiva ola de dulce de leche que te arrastra a la orilla y te desorienta, y cuando pensaste “ya está, no me ahogué, qué delicia”, viene otra ola y luego otra y luego otra (y así porque recordemos tiene 6 capas de sabor). Su fina cobertura de chocolate amargo le otorga un delicado acabado que lejos de empalagar, realza el sabor de los otros dos ingredientes. Sin duda, un tesoro en el fondo del mar y uno de los mejores alfajores que he probado en toda mi vida.
La marca cuenta con 3 variedades más: membrillo, frutos rojos y dulce de leche, bañados con merengue, conitos y alfajores tradicionales comercializados bajo la marca Plaza Valeria.
El local, pequeño y acogedor, cuenta con escenografía especial para tomarse fotografías con el capitán de La goleta.
La atención es buena, nos regalaron dos alfajores para probar y los precios son acordes a la calidad de los productos.
Recomiendo mucho.
2. La Oma, casa de té y tortas.
Azopardo N° 201, Valeria del Mar
Algunas cuadras antes de llegar ya comenzamos a ver gente que, con mucha cautela, trasladaba paquetitos de papel cuadriculado que parecían contener tortas. Sí. Era obvio venían de allí. La Oma es una exitosa casa de té que se especializa en pastelería casera alemana y también funciona como panadería, queda a una cuadra de la playa y es un verdadero paraiso para todos los sentidos. Probamos el strudel de manzana recién salido del horno de masa impecable y relleno sublime que fue un poema y una tarta de almendras y dulce de frambuesas de masa tipo sablee, que en su punto justo resultó exquisita. El café no es rico, precios cuidados, la atención maso pero vale la pena darse una vueltita, lo vale.
3. Gretel
Espora 295, Valeria del Mar
Panadería en la que al llegar flasheé, pero luego fue pura decepción. Las facturas son ricas sí, en especial la de ciruelas con pasta de almendras. Prometí volver a tomar la merienda pero mi experiencia no fue buena. Espacio ruidoso, transmite nerviosismo. No es recomendable si se quiere pasar un momento tranquilo. Pedí masitas secas (3 por porción), eran deliciosas, se deshacen en la boca, calidad. El brioche duro como una piedra, sospechamos que viejo. La atención floja, precios altos. Volvería solo por antojo.
4. Din Don
Av. Espora 163, Valeria del Mar
Ambiente agradable y muy bonito, buena música, ideal para ir a pasar un feliz momento de lectura y tranquilidad a la hora en que levanta el viento y la arena comienza a lastimar. Lo malo: pocas opciones para acompañar el café, quizás por la hora. Lo bueno: Generosas pepas. Volveré.
5. El ojo y el diamante
Calle A. Somellera 79, Valeria del Mar
La casa de la familia Rise funciona como espacio de arte combinando las diferentes disciplinas artísticas que realizan cada uno de sus miembros: diseño, pintura, mosaiquismo, música, etc. Llegamos con las bicis muy de casualidad sin saber con lo que nos encontraríamos y fue una explosión de color y sensaciones! La Sra. Norma, convida a los visitantes en un a bellísima vajilla de estilo mexicano una deliciosa merienda con varios tipos de té, budines y tostados caseros a la vez que obsequia bellas melodías en su piano pintado de amarillo. Tuvimos la suerte de conocer su hijo Lucas que nos contó sobre los procesos de su obra, exhibida y pintada en los diferentes ambientes de la casa. Experiencia bonita, alegre e inspiradora.
* Nota 1: Digresión: Imperdibles Churros salados de El topo sobre todo los de cheddar y roquefort (un sueño).
* Nota 2: Mención especialisíma al postre de la cena en el Viejo Hotel Ostende, tarta con frutas de estación como debe ser, siempre tienen la posta.
* Nota 3: La eso Chascomús (Ruta Provincial 2 Km 121). Parador histórico que funciona desde el año 1968. Aqui pude ver el kiosco más completo de los últimos tiempos. Novedades, promociones y precios más bajos que en otros lados. Mi bombón favorito. difícil de conseguir, estaba $10 mientras que en kioscos del barrio los venden a $ 15. Gran variedad de paletas y productos regionales.
Recomendadísimo
Hasta la próxima!
Cariños,
Naná
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lunes, 24 de febrero de 2020
martes, 4 de junio de 2019
Cosas que encuentro en los museos
Este cuadro se llama Cake Rows es de Wayne Thiebaud (1920) una persona que representa diversos objetos de las culturas de masas sobre todo alimentos como: tartas, tortas, helados,panchitos, etc. Esta obra está valuada en USD 1,800,000 - USD 2,500,000; masomenos lo que necesitaría para vivir lo que resta de mi vida junto a mis amigos de de manera lujosa sin trabajar nunca más. Se encuentra en el museo Whitney. Ahi le saqué la foto, un día muy divertido que tomé helado de palito recuerdo eso y que le saqué la foto de cerca a ese cuadro porque quería acordarme de que las pinceladas daban sensación de crema de verdad.
La foto que se le sigue la saqué de google me gusta porque es carita realista e intencional no casual como todas las que suelo ver o dibujar en las cosas.
No sé si vieron pero estoy subiendo contenido como se debe, con sistema de etiquetas, también arte internacional y todo lo necesario para triunfar en este lugar y en la vida.
Cariños,
Naná
Cariños,
Naná
*English version for my fans around the world. Thanks google for the traslation
This painting is called Cake Rows by Wayne Thiebaud (1920), a person who represents diverse objects of mass cultures, especially foods such as: cakes, cakes, ice cream, panchitos, etc. This work is valued at USD 1,800,000 - USD 2,500,000; more than I need to live the rest of my life with my friends in a luxurious way without working again. It is located in the Whitney Museum.Read more...
*
martes, 24 de junio de 2014
VIAJANDO CON NANÁ ROUEN: Entre el arte de hacer objetos con gominolas y el dolor de Juana de Arco
5:30 am nos tomamos el tren a Rouen, capital de Alta Normandia, con un único objetivo: encontrar Loulou, el verdadero loro de Gustave
Flaubert, motivo real de mi viaje (*).
Volviendo al tema que verdaderamente les interesa a mis fans,
en el medio de la travesía me topé con 2
golocosas artesanales que me llamaron la atención.
En primer lugar, vimos repetidas composiciones realizadas exclusivamente con gominolas, sin duda cautivantes, aunque algo excesivas. ¿Podríamos catalogarlas como obras de arte? No lo sé.
Pienso en la repostería, más
específicamente en la corriente “Marta Ballina”, el arte de usar azúcar
impalpable para hacer cosas lindas, hechas en casa pero comercializables, bajo un único concepto: el sabor no importa, lo que vale es la decoración.
Como sea, he aquí algunas imágenes de estas composiciones increíbles
que, según su gusto estético, serán catalogadas como preciosas o tétricas.
Solo puedo preguntarme: ¿quién las habrá realizado?
La segunda novedad que nos trajo Rouen son “Las lágrimas de Juana”. Riquísimas. Nos
dieron una muestra gratis y eran realmente buenas. Se trata de una almendra
caramelizada y bañada en chocolate
amargo, recubierta con cacao en polvo un
poquito más suave. Bien hechas, con buen chocolate. Este tipo de confituras son
todo un clásico de la ciudad y han sido creadas por un chocolatier experto a partir de una sola pregunta: ¿Qué gusto
tendrían las lágrimas de Juana de Arco?
(*) Si te interesa saber más sobre este tema estate atento a mis próximos posts y videos de mi exclusivo canal de youtube.
Les recuerdo a todos los fanáticos de las golosinas que quieran colaborar en ESTILO NANÁ pueden hacerlo escribiéndome a : estilonana@outlook.com
Besos,
¡hasta la próxima!
Naná
Naná
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