Pink Ice Cream Bar

miércoles, 31 de julio de 2024

Conociendo dulces rusos en Colegiales - Naná visita la Feria Aurora

Aquí, el hada del azúcar, informando sobre un descubrimiento que no fue mío. La Forte tiró
un audio que decía: "todos los últimos domingos del mes
la comunidad rusoparlante en BA, hace una feria que es una locura, me siento en Moscú”. Ayer lo comprobé con mis propios sentidos. Ni bien llegas hay puestos con comida que nunca antes ví, panes, pescados, pickles y personas rusas por todos lados hablando en ruso y siendo felices compartiendo las costumbres con su comunidad. Entre muchas cosas hermosas me encontré con una niña que exhibía los dibujos que hacía su abuela en carpetas n°3 color rosado, con folios y apliques de stickers de gatos. Entre estas obras vi representaciones en lápices de colores del planetario, de las letras “B” y la “A” cubiertas de plantas de la 9 de julio, del obelisco y otros puntos turísticos. Su oferta: si le comprabas un dibujo te regalaba 2 stickers de gatitos Pusheen y 2 libros infantiles de su biblioteca. Traté de explicarle, pero insistió: “todavía no compró ni uno,  nadie, mi abuela, menos mil, lleva todo, otro sticker.” Tuve que resistirme porque fin de mes. También había un puesto donde te hacían café a lo turco, remeras batik, libros, mucho arte en colores fluo y todo tipo de productos que despertaron mi deseo. Adentrándonos en el parque la cosa comenzó a ponerse esotérica. Tiradas de Tarot ruso, servicios de magia y servicios de videncia natural en carpas y mesitas. Como si fuera poco hacia el final del sendero vino caliente un tesoro escondido: una bola de boliche colgada de una rama reflejaba hojas de árbol y sol al sonido del punchi, punchi. Ayer lo comprobé con mis propios sentidos. Ni bien llegas hay puestos con comida que nunca antes ví, panes, pescados, pickles y personas rusas por todos lados hablando en ruso y siendo felices compartiendo las costumbres con su comunidad. Entre muchas cosas hermosas me encontré con una niña que exhibía los dibujos que hacía su abuela en carpetas n°3 color rosado, con folios y apliques de stickers de gatos. Entre estas obras vi representaciones en lápices de colores del planetario, de las letras “B” y la “A” cubiertas de plantas de la 9 de julio, del obelisco y otros puntos turísticos. Su oferta: si le comprabas un dibujo te regalaba 2 stickers de gatitos Pusheen y 2 libros infantiles de su biblioteca. Traté de explicarle, pero insistió: “todavía no compró ni uno,  nadie, mi abuela, menos mil, lleva todo, otro sticker.” Tuve que resistirme porque fin de mes. También había un puesto donde te hacían café a lo turco, remeras batik, libros, mucho arte en colores fluo y todo tipo de productos que despertaron mi deseo. Adentrándonos en el parque la cosa comenzó a ponerse esotérica. Tiradas de Tarot ruso, servicios de magia y servicios de videncia natural en carpas y mesitas. Como si fuera poco hacia el final del sendero vino caliente un tesoro escondido: una bola de boliche colgada de una rama reflejaba hojas de árbol y sol al sonido del punchi, punchi.
Yendo a lo que a nosotros nos interesa, no encontré golosinas de tipo industrial, solo un
montonazo de postres y tortas caseras cuyo ruso sabor se quedará para siempre en mi memoria gustativa. Tortas con cremas livianas de vainilla y chocolate, cookies de fuerte sabor a limón, wagashis veganos y panificados con textura tipo nube. Había además, suplementos, alfajores y chocolatines con hongo melena de león, quise comprar pero no hubo forma de que el amable chico y yo nos entendiéramos, con lo cual me terminó regalando uno. También probé unos chupetines saludables de manzana desecada muy gustosos y distintos. Google dice que este tipo de manjar se llama “smovka” y muchas veces lo hacen en formas de flor o tubo, incomprobable.
Recomendadísimo para todas aquellas personas que quieran conocer esta interesante cultura. ¡Hasta la próxima!
Cariños, Naná.

lunes, 24 de junio de 2024

¡Visitamos Ampudia!, el mercado de dulces más grande de Latinoamérica

Para llegar al Mercado de La Merced hay que atravesar todo el centro histórico todo, todo, todo. Antes de seguir la caminata, recomiendo descansar un rato en la Catedral Metropolitana de la CDMX, único lugar bajo techo gratis, necesario, para recuperar fuerzas y seguir el camino. Una ayuda extra nunca viene mal. Después se sigue por un camino de calles angostas donde parecen volcarse productos plásticos de colores: hebillas, medias, canastas, carteritas, caen como cascadas desde las vidrieras.


El once mexicano es verdaderamente hermoso. Hay muchos, muchos, muchos locales mucha, mucha, mucha gente mucho, mucho, mucho calor muchos productos, mucho ruido y mucha comida. Luego apresurás la marcha para que no que no te agarre la noche y caminás, caminás como en una peregrinación: con convicción y sin perder la esperanza, y cuando empezás a ver locales gigantes de todas cosas específicas por ejemplo solo de enchufes, solo de botones, solo de cables, solo de zapatillas, solo de valijas, es señal de de que estás cerca muy cerca. 

Así que seguís, seguís, seguís caminando. Va a haber cada vez más gente, como en un reci grande, de esos que cortan las calles, pero las calles no se cortan y los autos pasan a los pedos ligeros, serpenteando muy ruidosos y la gente también, rueda apurada y te empuja. Pasás eso y ya empezás a ver puestos y puestos y puestos colocados de manera laberíntica. Se aprecian las primeras abejas que revolotean sobre los dulces tradicionales mexicanos como ser:  merengues, pepitorias, alegrías, palanquetas de cacahuate, cocadas, glorias, fruta cristalizada, muéganos, tamarindos, camotes y mazapanes solo por nombrar algunos. Más adelante directamente veremos enjambres sobre ellos. Llegamos y ahora hay que meterse por los pasillos a ver qué hay, la expectativa supera la realidad:
nunca ví tantos dulces juntos, los hay de todo tipo y de todas partes del mundo. Sueltos, embolsados, organizados por colores, en el piso, en el aire, hasta hay intervenidos para utilizar de souvenir o en un candy bar. A mi éxtasis total por la lluvia de confites se le suma la voces de los vendedores que promocionan a gritos pelados sus ofertas, "qué va a llevar mijita", "cuánto quiere", todo es música para mis azucarados oídos.



Feche compra maní y chocolates Lindt de dudosa procedencia, por muy pocas monedas; yo golosinas varias para probar con mamá y las amigas. Los chocolates tendrán manchas blancas pero al llegar a la casa de Griveo y Helguera los derretiremos para volverlos a su estado original y serán ricos. Comprar aquí es un poco jugársela porque las golosinas están muy expuestas al calor y nada tiene fecha de vencimiento legible, como las mejores cosas de la vida, como el agua.



En fin... ¡qué fantasía queridos fans!, estoy agradecida por haber paseado por este paisaje de montañas de magia y golosinas. Espero que les haya gustado mi aventura, nos vemos la próxima, claro que sí. Cariños, Naná <3




Dirección:
Anillo de Circunvalación 40, colonia Cuauhtémoc.
Ver mapa

sábado, 20 de mayo de 2023

Tienda Felfort, un oasis de delicias vintage en el corazón de Almagro ❤️

 

Hoy, ¡al fin!, visité el tradicional local de bombones y chocolates Felfort ubicado en el frente de la fábrica de Gascón 349. Sí, casi debajo del cartel de neón ese tan hermoso tiñe el cielo de esperanza y que tantas noches borracha ha marcado mi norte.


La experiencia fue normal tirando a buena. No esperaba ni más ni menos.


Lo mejor:

- La frescura de los productos. Al comprar directo en el local nos ahorramos el infinito pase de manos entre distribuidores, mayoristas, kiosqueros etc. y el cambio de temperaturas que eso conlleva y que afecta directamente a la calidad de los chocolates.
- La posibilidad de encontrar TODOS los productos Felfort en un solo lugar, incluso los estacionales.
- La cartelería y la vidriera otoñal, un tesoro para quienes encontramos belleza en lo más simple.
- El merch.


Bueno yendo a lo que verdaderamente vinieron a buscar acá, he encontrado 3 productos nuevos que son verdaderas gemas. Alguno ya lo había probado pero no lo coloqué en este blog porque todo no se puede mis queridos fans. El tiempo apremia, la vida golpea y la internet nos está robando nuestra vitalidad cada día un poco más.

1) Nobel: Barra de chocolate rellena de praliné, bastante nueva y también buena, aunque para mi gusto es un poco amarga. En una versión con un poquito más de leche sería realmente una bomba.

2) Alfafort: Este producto ya está circulando hace algunos años, me acuerdo que una vez lo metimos en las cajas del Club del Kiosco. La particularidad de este bocadito es que no es técnicamente un alfajor, aunque su forma y nombre así lo sugieren. Se trata de un bombón con forma de alfajor pero en vez de tapitas de galletita tiene tapitas de mousse de chocolate unidas por un dulce de leche generoso y con mucho cuerpo que sorprende. Va bien, pero empalaga. Lo venden solo en época de frío, así que porfa aprovechen.

3) Jelly Fort: Como buena adicta a las gomitas estoy conmovida porque al fin existe alguien que se atreve a ofrecer sabores que no teníamos: kiwi, maracuyá, frutos rojos, uva, arándanos y MANDARINA y no solo eso, sino que también las hizo con una forma propia, y encima, están re buenas.


Bonustrack: Ya sea en este local o en cualquier otro lado que la vean si les gusta el chocolate con leche es imprescindible probar Barra de chocolate con leche Felfort premium.
No se ve mucho pero de pronto aparece en lugares random tipo Farmacity, y hay que comprarla, incluso recomiendo hacer stock si se puede. ¿Saben por qué? porque, salvando las diferencias, recuerda un poquito Lindt. No diré más.

Así que, recomiendo darse una vueltita por el local y conocerlo. Se respira cierta nostalgia, un suave aroma a chocolate y además es un lindo paseo :) ¡Hasta la próxima! Cariños, Naná

viernes, 1 de julio de 2022

¿Se puede elegir la mejor golosina de toda la Argentina?

Elegir cuál es la mejor golosina para una persona que le gustan las golosinas puede llegar a ser tan difícil como elegir el mejor libro para una persona que lee todos los días.


Me atrevo a decir también que una golosina puede modificar la forma de percibir la vida de una persona marcando un antes y un después, como una mascota, una pareja o una mejor amiga. Las golosinas argentinas hacen mella.


Es por eso, creo, que la mayoría de las personas a las que a lo largo de todo este tiempo he entrevistado, no dudaron un minuto en afirmar que su golosina favorita es la misma que comían en su infancia. Pero estamos de acuerdo, intuyo, que la golosina favorita muchas veces no coincide con lo que consideramos la mejor golosina que podemos encontrar en un kiosco. La persona que defiende a la Gallinita o a los Media Hora, aunque no lo diga, muy en el fondo sabe que su verdad es relativa y que probablemente el común de la gente no esté con ellos en esa.


En los últimos tiempos recibí numerosos mensajes y llamados preguntándome qué opino de tal o cual golosina. Cuál es mi golosina favorita, cuál considero que es la mejor, por qué.
En cualquier horario, en cualquier contexto, he participado de innumerables y muy acalorados debates (cuando no peleas) donde muchas personas hasta llegado a elevar el nivel de su voz solo por defender un bocadito sobre otro bocadito de iguales características pero de diferente marca. 


No existe un día en que una persona conocida o no, me consulte cuál es mi opinión, presuponiendo que tengo una verdad absoluta acerca de este tema, que de por sí me desvela pero, de ninguna manera, me habilita a definir una verdad de tal magnitud, al menos no sola.

Han pasado muchos años y es la hora de tomarlo en serio, como se hacen las cosas en serio juntando datos y analizándolos. Así que me puse manos a la obra.

Durante el mes de mayo y parte de junio se realizaron diferentes encuestas en redes sociales. Por un lado en mi comunidad, la más dulce y golosa de toda la Internet, lancé la simple pregunta sabiendo que daría mucho, mucho que hablar.

Las personas enloquecieron al teorizar sobre cuál creían que era la mejor golosina del mercado. Por otro lado, Hernán lanzó la pregunta en el popular sitio foodie Buena Morfa, donde centenares de personas también dieron su opinión con mucha convicción y pasión. En total más de 1.000 personas participaron de esta encuesta para determinar cuál es la mejor golosina del mercado argentino actual.

Se estarán preguntando cuáles fueron los resultados, ya llegamos.

Los datos nos informan que casi el 60% de las personas encuestadas eligen chocolates argentinos ante cualquier otro tipo de golosina, incluso sobre la categoría alfajores. Sí, podrán asombrarse, pero la golosina de las dos tapitas galardonada infinidad de veces alcanzó solo el 8,9% quedando detrás de la categoría obleas y galletitas (14,4%) e incluso detrás de caramelos y chupetines (19,5%).




La principal sorpresa radica en que de todas las personas que eligieron como golosina preferida algún tipo de chocolate el 55,3% prefirió elegir un bocadito antes que una barra de chocolate. Y eso que estamos en invierno, temporada pico de consumo de barras de chocolates y alfajores.


¿Podríamos adjudicar este resultado a la nueva oleada de alimentación saludable? No lo creo. Existen bocaditos que solo vienen en una porción reducida y creo que eso los hace más atractivos y especiales. Aquí, como en otros aspectos de la vida, pareciera ser que el tamaño no es lo importante y que existe una marcada tendencia a optar por la calidad antes que la cantidad.

Tal es el caso del bocadito Marroc, que ha quedado (y por afano) en el puesto n°1 de esta encuesta, un bombón perfecto en su composición sabor y textura, que resalta por sobre otros bombones por su originalidad y trayectoria. No cambia, no reduce su tamaño, respeta su relación precio calidad y por sobre todo nunca te decepciona. He oído a varias personas radicadas en el exterior que al preguntarles qué es lo que más extrañan de su país responden muchas veces con lágrimas en los ojos y sin titubear: el Marroc. Esta golosina ha sido reversionada en tortas, cremas heladas, galletitas, rellenos, etc. etc, pero nunca llegará a producir el mismo efecto que el placer que conlleva la ingesta de ese pequeño bocado que todo lo tiene y todo lo logra.

En el puesto n°2 le siguen, más lejos pero empatados, la clásica Vauquita; golosina que merece el mayor de mis respetos porque además de ser excelente y argentinísima aún no fue replicada por ninguna otra empresa (no podrían igualarla jamás seguramente por eso no lo hacen) y el tradicional Cabsha, bombón circular bañado en chocolate amargo compuesto por un par de obleas del tipo hostia que casi por milagro contienen una pequeña porción de un dulce de leche casi líquido saborizado con rhum, que a mi mucho no me cierra pero se ve que a muchas personas sí.

Un poco más lejos, pero no tanto y para mi estupor, aparece el Medallón de menta de la marca Felfort, un clásico que no pierde vigencia, pero que a mí en lo personal tampoco me gusta.

Se destacan dentro la encuesta otras golosinas muy queridas como el Biznikke Nevado, la Bananita Dolca y los Sugus confitados, todas golosinas que llevan más de 30 años en el mercado y supieron conquistar y permanecer en nuestros corazones.




Otro dato curioso y revelador es que en el medio de la investigación se ha sumado el testimonio de una decena de kiosqueros de diferentes zonas de la capital federal quienes en su totalidad han respondido que si bien el Marroc se vende mucho la golosina más vendida históricamente ha sido y sigue siendo Beldent de menta, un chicle que ninguna de las personas encuestadas, quizás por decoro, timidez o miedo a ser juzgadas ni siquiera se han atrevido a mencionar.

miércoles, 20 de abril de 2022

Golosinas de los años 90 en Argentina. Dulces importados, nostalgia y chupetines blandos

Aunque varias personas no lo saben, existen golosinas que comíamos en nuestra infancia que todavía siguen circulando en el dulce mercado golosinero argentino. Hoy hablaré un poco de una marca argentina que supo hacerse lugar y seguir vigente luego de 30 años gracias a la originalidad de sus productos.


Corría por allí el año 1992, época de menemismo heavy - uno a uno - , Xuxa y Roxette. Cada quien tendrá su recuerdo de esa época, más o menos feliz, pero lo que nadie podrá negar jamás es que, en lo que respecta a golosinas, Argentina tuvo la mayor variedad y excelencia de toda su historia.


Entre caramelos sueltos dentro de carameleras de vidrio y latas de galletitas comenzaron a aparecer todo tipo de marcas extranjeras que ofrecían productos nuevos, extremadamente revolucionarios como OUCH (chicles con forma de curita), Crazy Dips (el chupetín con forma de patita con polvo efervescente), Nerds (deformes micro pastillitas que habilitaron el sabor ácido en el paladar argentino), Bubble Tape (el rollo de chicle globo que emulaba al rollo de cinta scotch), Push Pop (chupetín que contaba con un novedoso dispositivo que te permitía chupar y guardar), Dinovo (extraordinarios chicles en forma de huevos de dinosaurio), Runts (confites en forma de frutitas) y por supuesto Kinder (con su huevo con sorpresa al que se podía acceder no solo en Pascuas sino durante todo el año), solo por nombrar algunas.

En ese contexto de golosinas hijas del imperialismo que se encargaban no sólo de arruinar nuestros dientes sino también nuestra economía y sobre todo, lo que más me duele, nuestro patrimonio cultural argentino; hubo gente que se animó a más y creó una golosina bárbara: el Tembleke. El único chupetín blando hecho a base de gelatina, un invento excepcional 100% argentino que logra fusionar a la perfección el mundo de las gomitas con el de los chupetines, potenciando el sabor de ambas golosinas en un solo producto.

Si lo pienso dos segundos me explota la cabeza porque hacer un chupetín blando, conceptualmente, es como encontrar una roca flexible, por lo que creo que el Tembleke, además de golosina, es en sí mismo un oximorón y su creador sin duda alguna un genio.




Como sea, lo interesante de esta golosina es que sigue vigente luego de 30 años, sin interrupciones en su producción, y se fue adaptando a las necesidades del mercado actual sin perder su esencia.


Su productos son variados desde gelatinas con formas de los personajes de los Simpsons (que vienen con tarjetas coleccionables divinas), pasando por los chupetines de siempre y las figuras clásicas de animales (tan hermosas).

Hace poco, también, lanzaron su línea con formas de emojis e incorporaron productos veganos y sin TACC.

Otro producto de la marca que me gustaría además destacar es su Fabrica de gomitas, divertido juego para crear tus propias golosinas que me hace acordar bastante a el Creepy Crawlers (un juego que promocionaban hace muchos años en The Big Chanel) y también un poco a los kits japoneses Poppin Cokin (vease mi especial de golosinas de educación intelectual). Celebro muchísimo la aparición de este tipo de juegos/ kits en nuestro país, hacían falta igual que las gomitas de tamaño extra grande como la Aski- rata y la Cobra, dos productos que me sorprendieron por su flexibilidad, textura y sabor.


Aunque no hay nada como disfrutar de un clásico chupetín Tembleke de fruta, la sensación de despegar del blister el papel metálico del papelito y encontrarse con ese aroma un poco a goma y un poco a fruta tan característico de la infancia y del recreo.

Si te gustó este artículo y te invadió la nostalgia te dejo artillería pesada para corazones dulces y sensibles en los siguientes enlaces:

EDICIÓN ESPECIAL: GOLOSINAS RETRO (AÑOS 70 Y 80)

Librito Águila - Golosinas Retro por Flor Huerga

Club del Kiosco. Golosinas de la infancia




¡Esto fue todo por hoy!
Recuerden lavar sus dientes y comer golosinas con moderación, con un poco alcanza :P

Cariños,
Naná.

viernes, 18 de febrero de 2022

Golosinas del mundo - 5 dulces extraños que me trajeron de Alemania y que por supuesto, probé!

En su originalidad deslumbrante  Asesina Suarez y Lisandro, esquivan las típicas golosinas alemanas como: Haribo, Ritter Sport, Werthers y Toffifee para acercarnos una ofrenda hermosa de dulces alemanes y otras yerbas, un deleite senso-emocional valiosísimo para la comunidad de Estilo Naná. ¡Muchas gracias!
1 - Kit Kat Fruity Cereal - The Hershey Company

Rareza absoluta. Variedad nunca antes vista por mis ojos, oblea bañada con chocolate blanco afrutado, coloreado de rosa y relleno de cereales frutados. Uno de los mejores Kit Kat que probé hasta el día de hoy. Al morderlos suena el crunch de la oblea y el del cereal. Se destaca por sobre todos los Kit Kat rosados que probé antes que por lo general y me refiero a los japoneses, no tienen gusto a nada.

Puntaje: ❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️
* Le dí menos corazones porque me sigo quedando con el original.
2 - Candy Floss - Sweetmania:
Copo de azúcar envasado. Idea fantástica para conservar una de las mejores, sino la mejor golosina artesanal de todos los tiempos.

Puntaje: ❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️
3 - Looko Look - vegan :
Dulce hecho a base de una oblea muy finita, del tipo hostia pero coloreada y rellena.
Se disuelve en la boca mientras que inunda tu paladar con una sustancia arenosa y ácida que es brutal porque una no se la espera. Esta golosina la verdad es que no es tan tan rica como para comerse de una la bolsa entera, pero es valiosísima por a) su estética simple pero bella b) sus diferentes texturas y consecuentes metamorfosis c) su relleno sorpresa d) su apariencia artesanal.


Puntaje: ❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️

4 - Kuhbonbon - vegan:

Caramelos de leche veganos. Sorprenden por el parecido a los caramelos Vaca lechera. ¡Pero! son vegan.

Creo que esta vez es la primera vez que hablaré de una golosina vegana, anuncio el tema y en otro post lo desarrollo porque da para mucho.

Ahora bien, sobre estos caramelos: son increíbles. El sabor es lo que yo catalogo como sabor a golosina vegana rica, no me mata, porque mi paladar está acostumbrado a demasiados sobre estímulos pero debo reconocer que estos son bárbaros.

Muy sorprendida por los ingredientes: manteca de cacao, proteína de arveja, aceite de coco y fibra de acacia entre otras cosas. Están super bien logrados y la textura es suave nivel terciopelo.

De estos sí me comería el paquete entero en un rato. El paquete tan lindo que lo voy a colocar directo en el sector golosinas destacadas de mi colección.

Sin duda alguna debo interrogar más acerca de golosinas veganas porque hay un campo interesantísimo por descubrir.

Puntaje: ❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️

5 - Calendario de adviento - Rewen

Este tipo de golosina está pensada para esperar la navidad comiendo una golosina por día. Se trata de una caja de cartón con 24 puertitas de cartón troqueladas y en cada una de ellas encontramos una sorpresa. En teoría se debe abrir una puertita por día y en cada una de ellas se descubre un bombón de chocolate (por lo general con leche) con motivos festivos: un bastón, un muérdago, un oso de Navidad, un pino, el niño Jesús.
Me acuerdo que cuando era chica, los vendían en Jumbo, alguna vez me compraron alguno y era realmente emocionante ir descubriendo cada uno de los bombones día a día.
Actualmente se hacen calendarios de adviento de todo tipo de artículos, en especial de productos de cosmética y juguetitos, y sobre todo en Asia. En nuestro país esta última Navidad la marca Mamuschka presentó su versión, muy linda, inspirada en Lindt, supongo porque eligieron un diseño casi igual.
Como sea, fue hermoso, volver a encontrarme un calendario de adviento de chocolates, (¡encima!) alemanes, que ya de por sí tienen una calidad superior a cualquiera de los que podamos encontrar en un kiosco argentino. Sad but true. Espero algún día poder hacer mi propia versión de calendario de adviento Estilo Naná.

Puntaje: ❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️

6 - Extra! Seyidoglu Gül receli - Teko (Turquía): Mermelada de rosa mosqueta . El paquete es tan bonito que no pude abrirlo, a veces pasa.


Agradezco mucho su aporte a mi base de datos de golosinas que continúa creciendo de manera exponencial acercándome de a poco a cumplir mi sueño: la base de datos de golosinas más abultada del planeta Tierra.

¡Viva la internet y las golosinas!
Nos vemos la próxima.
Cariños,
Naná