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viernes, 1 de julio de 2022

¿Se puede elegir la mejor golosina de toda la Argentina?

Elegir cuál es la mejor golosina para una persona que le gustan las golosinas puede llegar a ser tan difícil como elegir el mejor libro para una persona que lee todos los días.


Me atrevo a decir también que una golosina puede modificar la forma de percibir la vida de una persona marcando un antes y un después, como una mascota, una pareja o una mejor amiga. Las golosinas argentinas hacen mella.


Es por eso, creo, que la mayoría de las personas a las que a lo largo de todo este tiempo he entrevistado, no dudaron un minuto en afirmar que su golosina favorita es la misma que comían en su infancia. Pero estamos de acuerdo, intuyo, que la golosina favorita muchas veces no coincide con lo que consideramos la mejor golosina que podemos encontrar en un kiosco. La persona que defiende a la Gallinita o a los Media Hora, aunque no lo diga, muy en el fondo sabe que su verdad es relativa y que probablemente el común de la gente no esté con ellos en esa.


En los últimos tiempos recibí numerosos mensajes y llamados preguntándome qué opino de tal o cual golosina. Cuál es mi golosina favorita, cuál considero que es la mejor, por qué.
En cualquier horario, en cualquier contexto, he participado de innumerables y muy acalorados debates (cuando no peleas) donde muchas personas hasta llegado a elevar el nivel de su voz solo por defender un bocadito sobre otro bocadito de iguales características pero de diferente marca. 


No existe un día en que una persona conocida o no, me consulte cuál es mi opinión, presuponiendo que tengo una verdad absoluta acerca de este tema, que de por sí me desvela pero, de ninguna manera, me habilita a definir una verdad de tal magnitud, al menos no sola.

Han pasado muchos años y es la hora de tomarlo en serio, como se hacen las cosas en serio juntando datos y analizándolos. Así que me puse manos a la obra.

Durante el mes de mayo y parte de junio se realizaron diferentes encuestas en redes sociales. Por un lado en mi comunidad, la más dulce y golosa de toda la Internet, lancé la simple pregunta sabiendo que daría mucho, mucho que hablar.

Las personas enloquecieron al teorizar sobre cuál creían que era la mejor golosina del mercado. Por otro lado, Hernán lanzó la pregunta en el popular sitio foodie Buena Morfa, donde centenares de personas también dieron su opinión con mucha convicción y pasión. En total más de 1.000 personas participaron de esta encuesta para determinar cuál es la mejor golosina del mercado argentino actual.

Se estarán preguntando cuáles fueron los resultados, ya llegamos.

Los datos nos informan que casi el 60% de las personas encuestadas eligen chocolates argentinos ante cualquier otro tipo de golosina, incluso sobre la categoría alfajores. Sí, podrán asombrarse, pero la golosina de las dos tapitas galardonada infinidad de veces alcanzó solo el 8,9% quedando detrás de la categoría obleas y galletitas (14,4%) e incluso detrás de caramelos y chupetines (19,5%).




La principal sorpresa radica en que de todas las personas que eligieron como golosina preferida algún tipo de chocolate el 55,3% prefirió elegir un bocadito antes que una barra de chocolate. Y eso que estamos en invierno, temporada pico de consumo de barras de chocolates y alfajores.


¿Podríamos adjudicar este resultado a la nueva oleada de alimentación saludable? No lo creo. Existen bocaditos que solo vienen en una porción reducida y creo que eso los hace más atractivos y especiales. Aquí, como en otros aspectos de la vida, pareciera ser que el tamaño no es lo importante y que existe una marcada tendencia a optar por la calidad antes que la cantidad.

Tal es el caso del bocadito Marroc, que ha quedado (y por afano) en el puesto n°1 de esta encuesta, un bombón perfecto en su composición sabor y textura, que resalta por sobre otros bombones por su originalidad y trayectoria. No cambia, no reduce su tamaño, respeta su relación precio calidad y por sobre todo nunca te decepciona. He oído a varias personas radicadas en el exterior que al preguntarles qué es lo que más extrañan de su país responden muchas veces con lágrimas en los ojos y sin titubear: el Marroc. Esta golosina ha sido reversionada en tortas, cremas heladas, galletitas, rellenos, etc. etc, pero nunca llegará a producir el mismo efecto que el placer que conlleva la ingesta de ese pequeño bocado que todo lo tiene y todo lo logra.

En el puesto n°2 le siguen, más lejos pero empatados, la clásica Vauquita; golosina que merece el mayor de mis respetos porque además de ser excelente y argentinísima aún no fue replicada por ninguna otra empresa (no podrían igualarla jamás seguramente por eso no lo hacen) y el tradicional Cabsha, bombón circular bañado en chocolate amargo compuesto por un par de obleas del tipo hostia que casi por milagro contienen una pequeña porción de un dulce de leche casi líquido saborizado con rhum, que a mi mucho no me cierra pero se ve que a muchas personas sí.

Un poco más lejos, pero no tanto y para mi estupor, aparece el Medallón de menta de la marca Felfort, un clásico que no pierde vigencia, pero que a mí en lo personal tampoco me gusta.

Se destacan dentro la encuesta otras golosinas muy queridas como el Biznikke Nevado, la Bananita Dolca y los Sugus confitados, todas golosinas que llevan más de 30 años en el mercado y supieron conquistar y permanecer en nuestros corazones.




Otro dato curioso y revelador es que en el medio de la investigación se ha sumado el testimonio de una decena de kiosqueros de diferentes zonas de la capital federal quienes en su totalidad han respondido que si bien el Marroc se vende mucho la golosina más vendida históricamente ha sido y sigue siendo Beldent de menta, un chicle que ninguna de las personas encuestadas, quizás por decoro, timidez o miedo a ser juzgadas ni siquiera se han atrevido a mencionar.

miércoles, 20 de abril de 2022

Golosinas de los años 90 en Argentina. Dulces importados, nostalgia y chupetines blandos

Aunque varias personas no lo saben, existen golosinas que comíamos en nuestra infancia que todavía siguen circulando en el dulce mercado golosinero argentino. Hoy hablaré un poco de una marca argentina que supo hacerse lugar y seguir vigente luego de 30 años gracias a la originalidad de sus productos.


Corría por allí el año 1992, época de menemismo heavy - uno a uno - , Xuxa y Roxette. Cada quien tendrá su recuerdo de esa época, más o menos feliz, pero lo que nadie podrá negar jamás es que, en lo que respecta a golosinas, Argentina tuvo la mayor variedad y excelencia de toda su historia.


Entre caramelos sueltos dentro de carameleras de vidrio y latas de galletitas comenzaron a aparecer todo tipo de marcas extranjeras que ofrecían productos nuevos, extremadamente revolucionarios como OUCH (chicles con forma de curita), Crazy Dips (el chupetín con forma de patita con polvo efervescente), Nerds (deformes micro pastillitas que habilitaron el sabor ácido en el paladar argentino), Bubble Tape (el rollo de chicle globo que emulaba al rollo de cinta scotch), Push Pop (chupetín que contaba con un novedoso dispositivo que te permitía chupar y guardar), Dinovo (extraordinarios chicles en forma de huevos de dinosaurio), Runts (confites en forma de frutitas) y por supuesto Kinder (con su huevo con sorpresa al que se podía acceder no solo en Pascuas sino durante todo el año), solo por nombrar algunas.

En ese contexto de golosinas hijas del imperialismo que se encargaban no sólo de arruinar nuestros dientes sino también nuestra economía y sobre todo, lo que más me duele, nuestro patrimonio cultural argentino; hubo gente que se animó a más y creó una golosina bárbara: el Tembleke. El único chupetín blando hecho a base de gelatina, un invento excepcional 100% argentino que logra fusionar a la perfección el mundo de las gomitas con el de los chupetines, potenciando el sabor de ambas golosinas en un solo producto.

Si lo pienso dos segundos me explota la cabeza porque hacer un chupetín blando, conceptualmente, es como encontrar una roca flexible, por lo que creo que el Tembleke, además de golosina, es en sí mismo un oximorón y su creador sin duda alguna un genio.




Como sea, lo interesante de esta golosina es que sigue vigente luego de 30 años, sin interrupciones en su producción, y se fue adaptando a las necesidades del mercado actual sin perder su esencia.


Su productos son variados desde gelatinas con formas de los personajes de los Simpsons (que vienen con tarjetas coleccionables divinas), pasando por los chupetines de siempre y las figuras clásicas de animales (tan hermosas).

Hace poco, también, lanzaron su línea con formas de emojis e incorporaron productos veganos y sin TACC.

Otro producto de la marca que me gustaría además destacar es su Fabrica de gomitas, divertido juego para crear tus propias golosinas que me hace acordar bastante a el Creepy Crawlers (un juego que promocionaban hace muchos años en The Big Chanel) y también un poco a los kits japoneses Poppin Cokin (vease mi especial de golosinas de educación intelectual). Celebro muchísimo la aparición de este tipo de juegos/ kits en nuestro país, hacían falta igual que las gomitas de tamaño extra grande como la Aski- rata y la Cobra, dos productos que me sorprendieron por su flexibilidad, textura y sabor.


Aunque no hay nada como disfrutar de un clásico chupetín Tembleke de fruta, la sensación de despegar del blister el papel metálico del papelito y encontrarse con ese aroma un poco a goma y un poco a fruta tan característico de la infancia y del recreo.

Si te gustó este artículo y te invadió la nostalgia te dejo artillería pesada para corazones dulces y sensibles en los siguientes enlaces:

EDICIÓN ESPECIAL: GOLOSINAS RETRO (AÑOS 70 Y 80)

Librito Águila - Golosinas Retro por Flor Huerga

Club del Kiosco. Golosinas de la infancia




¡Esto fue todo por hoy!
Recuerden lavar sus dientes y comer golosinas con moderación, con un poco alcanza :P

Cariños,
Naná.