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viernes, 18 de febrero de 2022

Golosinas del mundo - 5 dulces extraños que me trajeron de Alemania y que por supuesto, probé!

En su originalidad deslumbrante  Asesina Suarez y Lisandro, esquivan las típicas golosinas alemanas como: Haribo, Ritter Sport, Werthers y Toffifee para acercarnos una ofrenda hermosa de dulces alemanes y otras yerbas, un deleite senso-emocional valiosísimo para la comunidad de Estilo Naná. ¡Muchas gracias!
1 - Kit Kat Fruity Cereal - The Hershey Company

Rareza absoluta. Variedad nunca antes vista por mis ojos, oblea bañada con chocolate blanco afrutado, coloreado de rosa y relleno de cereales frutados. Uno de los mejores Kit Kat que probé hasta el día de hoy. Al morderlos suena el crunch de la oblea y el del cereal. Se destaca por sobre todos los Kit Kat rosados que probé antes que por lo general y me refiero a los japoneses, no tienen gusto a nada.

Puntaje: ❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️
* Le dí menos corazones porque me sigo quedando con el original.
2 - Candy Floss - Sweetmania:
Copo de azúcar envasado. Idea fantástica para conservar una de las mejores, sino la mejor golosina artesanal de todos los tiempos.

Puntaje: ❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️
3 - Looko Look - vegan :
Dulce hecho a base de una oblea muy finita, del tipo hostia pero coloreada y rellena.
Se disuelve en la boca mientras que inunda tu paladar con una sustancia arenosa y ácida que es brutal porque una no se la espera. Esta golosina la verdad es que no es tan tan rica como para comerse de una la bolsa entera, pero es valiosísima por a) su estética simple pero bella b) sus diferentes texturas y consecuentes metamorfosis c) su relleno sorpresa d) su apariencia artesanal.


Puntaje: ❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️

4 - Kuhbonbon - vegan:

Caramelos de leche veganos. Sorprenden por el parecido a los caramelos Vaca lechera. ¡Pero! son vegan.

Creo que esta vez es la primera vez que hablaré de una golosina vegana, anuncio el tema y en otro post lo desarrollo porque da para mucho.

Ahora bien, sobre estos caramelos: son increíbles. El sabor es lo que yo catalogo como sabor a golosina vegana rica, no me mata, porque mi paladar está acostumbrado a demasiados sobre estímulos pero debo reconocer que estos son bárbaros.

Muy sorprendida por los ingredientes: manteca de cacao, proteína de arveja, aceite de coco y fibra de acacia entre otras cosas. Están super bien logrados y la textura es suave nivel terciopelo.

De estos sí me comería el paquete entero en un rato. El paquete tan lindo que lo voy a colocar directo en el sector golosinas destacadas de mi colección.

Sin duda alguna debo interrogar más acerca de golosinas veganas porque hay un campo interesantísimo por descubrir.

Puntaje: ❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️

5 - Calendario de adviento - Rewen

Este tipo de golosina está pensada para esperar la navidad comiendo una golosina por día. Se trata de una caja de cartón con 24 puertitas de cartón troqueladas y en cada una de ellas encontramos una sorpresa. En teoría se debe abrir una puertita por día y en cada una de ellas se descubre un bombón de chocolate (por lo general con leche) con motivos festivos: un bastón, un muérdago, un oso de Navidad, un pino, el niño Jesús.
Me acuerdo que cuando era chica, los vendían en Jumbo, alguna vez me compraron alguno y era realmente emocionante ir descubriendo cada uno de los bombones día a día.
Actualmente se hacen calendarios de adviento de todo tipo de artículos, en especial de productos de cosmética y juguetitos, y sobre todo en Asia. En nuestro país esta última Navidad la marca Mamuschka presentó su versión, muy linda, inspirada en Lindt, supongo porque eligieron un diseño casi igual.
Como sea, fue hermoso, volver a encontrarme un calendario de adviento de chocolates, (¡encima!) alemanes, que ya de por sí tienen una calidad superior a cualquiera de los que podamos encontrar en un kiosco argentino. Sad but true. Espero algún día poder hacer mi propia versión de calendario de adviento Estilo Naná.

Puntaje: ❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️

6 - Extra! Seyidoglu Gül receli - Teko (Turquía): Mermelada de rosa mosqueta . El paquete es tan bonito que no pude abrirlo, a veces pasa.


Agradezco mucho su aporte a mi base de datos de golosinas que continúa creciendo de manera exponencial acercándome de a poco a cumplir mi sueño: la base de datos de golosinas más abultada del planeta Tierra.

¡Viva la internet y las golosinas!
Nos vemos la próxima.
Cariños,
Naná

jueves, 13 de enero de 2022

Entrevistas Naná: ¿Cuáles son las golosinas favoritas de Paula Trama de Los Besos?

Hoy 13 de enero de 2022 he decidido, dedicarle el día a este criticado y halagado, en igual medida, blogspot.

De esta forma me dispuse a subir algunas cosas importantes para el blog durante el año 2021 que no di por terminado hasta el día de hoy ya que durante los pasados 13 días estuve recuperándome de un covichi que me agarró con las defensas bajas y los nervios de punta.

En fin, una de las mejores cosas que ocurrieron el año pasado fue entrevistar a Paula Trama, que aunque no come tantas golosinas sabe un montón sobre ellas y como todo lo que toca, lo convierte en poema.

Comparto aquí las golosinas que probamos en el video:



Esta entrevista fue importante porque hacia muchos, muchos años que no realizaba una Entrevista Naná en vivo. Creo que la última había sido allá por el año 2017 a Pete Doherty, cuando juré que sería la última vez. Una vez más rompo el juramento para entrevistar a una de las mujeres que más admiro en el planeta Tierra, perdón es que soy muy fan, tanto que Spotify me dijo que la canción que más veces escuché en el año pasado es de ella.

Me gusta saber que llegó siendo fanática del Tivis, pero la volví fanática del Kooky Bon, una golosina en sabor parecido pero en formato superior.

En fin, aqui les dejo la entrevista entera para que la puedan saborear a una de las mejores cantautoras de nuestro país.





Gracias, gracias, gracias a Paula por la mega buena onda y a Club Hidalgo Libros (si no saben quién regentea esta librería infórmense) por las instalaciones. 


Espero que se encuentren bien, que tengan un año repleto de cosas buenas y nos veamos pronto por ahí.


Cariños y heladitos para el calor.
Naná


jueves, 4 de febrero de 2021

ENTREVISTAS NANÁ: SARAH NYAPPY Un recorrido por las golosinas más representativas de España y de Japón

Hoy decidí tachar algunos pendientes de fin de año, antes de que se me terminen las vacaciones,  y me juré que iba compartirles si o sí la interesantísima entrevista que le hice vía mensaje de Instagram a mi youtuber favorita del año 2020: @sarah_nyappy, vloger española especializada en estudios culturales asiáticos radicada en Tokio.

Conocí el canal de Youtube de Sarah una noche entre video de Japón y video de Japón, y no pude parar!  Lo que me gustó de ella además de sus looks (¡de sueño todos!) y su claridad para comunicar fueron los temas que trata en sus videos. Esta simpática joven lejos de decir lo que todos mas o menos ya dijeron en todos los videos de extranjeros viviendo en Japón, comparte datos e información precisa sobre el underground japonés que, por lo menos yo, nunca había encontrado y menos en mi idioma.

Les invito a descubrir su canal y pasar por su Instagram donde además realiza un recorrido por las mejores confiterías de Tokio. Vale la pena darse una vuelta por allí y conocer el minucioso e interesante trabajo de esta jovencita.



Comparto aquí la entrevista donde Sarah recomienda las mejores tiendas y dulces para cuando podamos volver a visitar Japón!

Me despido hasta la próxima anticipándoles que se vienen muchas novedades por aquí pero todavía no puedo decir nada. Les dejo con la intriga hagan de ella lo que quieran.


Cariños,
Naná

viernes, 22 de enero de 2021

Paseando con Naná: Mi recorrido por las 3 mejores confiterías de especialidad coreana en el barrio de Floresta

En las vacaciones se camina y punto, me dije la mañana de ayer y decidí ir a dar una vuelta y hacer lo que no hago hace mucho tiempo: trabajo de campo.

Fue así que tomé recaudos (barbijo, alcohol en spray, batería, agua y zapatillas cómodas) y caminé hasta el barrio de Floresta para ver en vivo todo aquello que el Instagram me muestra a diario en este encierro: cafeterías bonitas, latte art, tortas arcoiris, delicias de dudosa esponjosidad, etc.


Desde muy chica voy con mi mamá a aprovechar las ofertas de la calle Avellaneda, allí he conseguido prendas de lo más diversas a precios irrisorios (3 o 4 veces menos de lo que cuestan en un shopping), es por eso que conozco la zona tanto como unx astrólogx conoce lo que ocurre en el cielo. En estos últimos años, en coincidencia por mi interés (y el de muchxs) por la cultura oriental, fui descubriendo que entre las avenidas Gaona y Avellaneda, desde Nazca hasta Emilio Lamarca, además de negocios textiles comenzaron a multiplicarse excelentes opciones para disfrutar de la gastronomía y de la pastelería coreana lo cual forma un complemento espectacular con el ya histórico barrio coreano ubicado en la Avda. Carabobo entre Eva Perón y Castañares, Flores.

El capricho surgió el domingo cuando encontré en internet un café llamado Jinni`s Coffee donde vendían bingsu, un postre popular coreano hecho a base de crema, leche, leche condensada y una especie de granizado de hielo que se sirve en un bowl muy grande y profundo, simulando la forma de una montaña (algo que no había visto nunca en otro lado más que en Corea). Este refrescante postre viene en diferentes variedades: frutales, matcha, oreo y el más tradicional el patbingsu cuya particularidad es que llega a tu mesa coronado con pasta de judías verdes y rociado con polvo de frutos secos.




Muy tentador, sí, pero me pareció un montón para mi sola y preferí esta vez no jugar a ser Kantaro (o más bien Kantara) y opté por un café y un brownie, pese al calor de enero en esta ciudad donde las baldosas se vuelven radiadores y todo suda.




Al café se accede por una escalerita, el salón es amplio y tiene una ambientación muy cuidada y cálida con detalles muy simpáticos.



También hay un sector para fumadores en un coqueto balcón vidriado con algunas mesitas y una barra que da a la calle Morón. Me ubiqué allí no porque fume (ya lo dejé) sino porque todavía no me animo a estar en lugares cerrados en el marco de la pandemia y fue lindo porque me entretuve mirando los locales de moda de la cuadra de enfrente, casi todos con bikers negras y remeras gigantes en tonos pasteles que empaquetados en grandes cantidades y al vacío iban pintando los locales y la calle en segundos como si fueran piezas de Tetris. Disfruté del brownie, quizás haya sido uno de los más deliciosos y prolijos que probé en mi vida (parecía cortado con escuadra), la textura interna y externa era tan húmeda y deliciosa que se pegaba a la cucharita como si fuera un dulce de mora negra, néctar brillante. Ejemplar de excelencia, le doy 10 Nanás.



Quisiera destacar también la variedad de bebidas frías asiáticas que ofrecen es impresionante desde té de yuja (cítrico similar a la mandarina que crece en Asia Oriental), misu (granulado de 7 /10 granos diferentes que se toma en un batido), corn & pong ice,  y mil etcéteras de combinaciones fabulosas y refrescantes además de todo tipo bubble teas (esas bebidas densas y amarronadas que tienen como unas bolitas en el fondo y se toman con pajita, seguro las vieron si alguna vez visitaron el barrio chino).


Las bebidas calientes van desde café espresso hasta batata latte (¡sí! así como lo leen) . El café es super bueno y lo sirven con dibujito en la espuma (¡amor!) En cuanto a la carta, pensada para merendar o desayunar exclusivamente, encontramos croissants rellenos de frutas y cremas saborizadas (¡nivel!), macarrones, tartitas frutales, budincitos de matcha y reversiones de los acompañamientos de todas partes del mundo: Paris toast, Macao toast, Brasil Toast, etc. Hay que ir al menos a probar una. Por suerte también encontré una mini sección de golosinas (lo que le da sentido a este blog y a mi vida) con bolsitas con Peppero de diferentes variedades y, atención a estas joyitas, tabletas artesanales de chocolate rosado con apliques de frutas desecadas y demás magias de las cuales me enamoré, volveré por ellas. La atención es correcta y la música acorde, tanto que me sentí dentro de un dorama por un segundo.


De camino a casa visité 2 confiterías más:

León Bakery una patisserie coreana que data del año 1999, super amplia y elegante, tanto que ni bien entré tuve la sensación de haberme teletransportado a alguna distinguida confitería asiática de esas que vemos en las novelas.



Aquí ofrecen opciones de todo tipo para almorzar o tomar el té, facturas, masitas y bollos asiáticos rellenos pastas y cremas, organizados prolijamente por variedad. Todo parece fresco, rico y realizado con ingredientes de alta calidad.




Me llevé solo un mini bizcochuelo esponjoso como una nube que superó mis expectativas, también tenían una gran variedad de gaseosas y helados, volveré.




Aprovechando el paseo y ya que estaba, me di una vueltita breve para ver la vitrina de Pan Moa, que como siempre deslumbra con sus pasteles tan perfectos coloridos, dan ganas de probarlos todos! ¡Vean, qué belleza!




¡Ay! qué ganas de que todo esto termine y poder ir merendar con mis amigas! pero bueno, finalmente tomé un poco de agua y coraje para emprender la vuelta a casa por Helguera derecho, según Google maps exactamente 6, 2 km  mucho más de todo lo que caminé el mes pasado.

Hasta la próxima.
Cariños,
Naná



Si quieren darse una vuelta les dejo las direcciones y enlaces aquí:

 Jinnis coffee: Morón 3322, C1407 CABA
 León Bakery: Felipe Vallese 3335, CABA
♡ Pan Moa: Ruperto Godoy 763, C1406 , CABA








sábado, 21 de noviembre de 2020

Gombrowicz y las golosinas. Breve panorama sobre las golosinas polacas que nunca probé

Ordenando archivos viejos encontré esta colaboración que realice para el Congreso Gombrowicz, allá por el año 2019.


Empecemos,

En Ferdydurke novela publicada en 1937 el escritor polaco dice: 


"Ni por un momento pude olvidarme del inframundo de los infra hombres, y temiéndolo pánicamente, temblando convulsivamente al solo recuerdo de su pantanoso verdor, no podía sin embargo liberarme, fascinado como un pajarito por una serpiente! Como si yo, contrariando la naturaleza, simpatizase con la esfera baja y la amase agradeciéndole que perpetuase en mí al niño. Oh, rozar aquel mundo elevado, adulto, y no poder entrar; estar a un paso de la distinción, elegancia, sabiduría, dignidad, de los juicios maduros, del mutuo respeto, de la jerarquía, de los valores, y no lamer esas golosinas sino a través del vidrio, no tener acceso a esos asuntos, ser secundario! ¡Convivir con los adultos y siempre, como en el decimosexto año, tener la impresión de que solamente se finge ser adulto!"


En este pasaje, el personaje hace un retrato sobre el mundo adulto y su extrañamiento frente a los tópicos que lo atraviesan, y es curioso que denomine a esos supuestos atributos maduros como "golosinas".  Y es así que entonces y en relación al tema que nos ocupasurge una pregunta muy válida y no siempre debatida: ¿Son las golosinas productos para niños o para adultos?, problema que en lo personal  me quita al sueño. 

Pese a que la iniciación en el consumo de las golosinas, quiero decir con esto el primer amor para con ellas, experiencia que nos marcará de por vida y trazará nuestras relaciones subsiguientes con los dulces, sucede  paradójicamente, en el momento en que nos salen nuestros primeros dientes, es nuestra primera infancia, sería injusto limitar su consumo a solo un fragmento de nuestra vida. Mucho más injusto aún sería considerar que ese placer producido por el consumo de estos dulces productos tenga un fin. 

Para quienes entendemos ese amor por las golosinas y de alguna manera necesitamos ese subidón del shock de azúcar para resistir a la dura realidad que nos impone el mundo en que habitamos nos es francamente imposible considerar que las golosinas sean un producto con fecha de caducidad. 

Las golosinas deben consumirse, con cautela sí, con limitaciones sí, y por sobre todo con responsabilidad, en todas las etapas de nuestra vida. 

Probablemente existan diferentes tipos de golosinas para las diferentes etapas de nuestra vida, porque mutamos y las cosas que suceden a nuestro alrededor adquieren otras formas, incluso las golosinas; pero yo considero a los dulces como una constante insustituible y un recordatorio de las cosas buenas de la vida y es por eso que deben acompañarnos para siempre.

Será por eso entonces que nuestro querido Witold Gombrowicz se sirve de ellas en este pasaje para exponer de alguna forma su incomodidad y falta de representación frente a la propuesta del mundo adulto.

Quiero pensar, e incluso una intuición fuerte me dice que es cierto, aunque quien sabe. Me atrevo a decir que Gombrowicz comió golosinas hasta el final de sus días. Permitanme hacerme esa idea.

Por ese entonces en Polonia, he leído, circulaban una serie de golosinas que tan solo con pensarlas se me hace agua la boca.


Ptasie Mleczko: caramelos, de una sustancia blanquecina intermedia entre merengue y malvavisco, bañados en chocolate amargo datan del año 1936, momento en que Witold Gombrowicz tendría unos 33 años, edad en la que probablemente se estaría preguntando qué tanto estaba pisando el mundo de los adultos.



Un poco antes en el año 1929 tengo entendido que circulaban los llamados Krówki literalmente: vacas pequeñas. Unos caramelos de leche rellenos de dulce de leche algo similar a nuestra querida Vauquita, pero solo similar, dado que nuestras golosinas son únicas.



Por último dejenme señalar 2 manjares más:

las populares Sliwka Naleczowska bombones de chocolate que en su interior atesoran una ciruela totalmente disecada. 





Y el famoso Toruńskie Pierniki, ícono de la cocina nacional de Polonia. Se trata de un pan de jengibre que se produce desde la edad media tienen muchas formas increibles (suelen hacerse con moldes artesanales de madera, ¡como algunos higashi!)







¡Oh el vasto mundo de las golosina!
Gracias Romina Gretter por invitarme a participar de este congreso y facilitarme toda la información necesaria para llevar a cabo esta investigación.

Por ahora no tengo nada más por decir, solo prueben todo lo que puedan y recuerden cepillar sus dientes.

Cariños,
Naná

domingo, 8 de noviembre de 2020

VIAJANDO CON NANÁ: "Diga sim à felicidade". Un recorrido por el museo más dulce del mundo, São Paulo

Confusión temprana en mi cuarto. El sonido del celular constante e incordioso, insiste y retumba sobre las paredes de este espacio que además de funcionar como dormitorio hoy hace de comedor, taller y oficina—. Quisiera, una vez más, lanzarlo desde la venta hacia el vacío. ¿Es de noche? ¿Es de día? Abro un ojo por la mitad, un cartelito brilla en la pantalla y me recuerda que un día como hoy pero hace un año floté en una piscina rosada rellena con malvaviscos dentro de una dona bañada de chocolate. Hace un año viajé a São Paulo con la excusa de visitar O Museu Mais doce do Mundo y también realizar un exhaustivo relevamiento de las golosinas de un país que no solo es el mayor productor y exportador de azúcar del mundo, sino también el mayor consumidor de alimentos azucarados del planeta Tierra¹.


El museo más dulce del mundo es itinerante y efímero como los circos. Abrió sus puertas en 2018 en Lisboa y en 2019 llegó a Brasil para endulzar São Paulo y Río de Janeiro. Según la web oficial del museo, más de 80.000 personas lo visitaron en Brasil en solo 2 meses, entre agosto y noviembre del año pasado. Su cuenta de Instagram tiene 60 mil seguidores y 369 posteos donde se pueden ver algunas fotografías de sus visitantes sonriendo en las distintas salas, inspiradas en delicias azucaradas tales como: ositos gominola, bebidas gasificadas, galletitas, etc . Al día de hoy existen más de 29.000 publicaciones bajo la palabra clave #museumaisdocedomundo que muestran retratos felices de quienes visitaron el museo y obviamente yo también lo hice.  Porque está hecho para eso y hasta su eslogan lo confirma: es el primer museo pop-up digital para instagramers dulces y felices. ¿Pero yo lo soy? ¿Quiero o debo serlo? Este año iba a tener lugar en Barcelona, del 26 de marzo al 3 de mayo, pero debido a la pandemia Covid -19 debió suspenderse. Existen rumores de que pronto abrirá sus puertas en Madrid (del 27 de noviembre al 01 de enero) pero no se sabe, porque hoy el futuro próximo es mucho más incierto de lo que ya era.


La edición paulista, a la que pude asistir por gentileza de la organización del museo, se llevó a cabo en la calle R. Colômbia entre R. Estados Unidos y la Avenida Brasil, en el barrio Jardim América, zona de consulados, pequeñas galerías de arte y vidrieras de marcas extranjeras. 



Entre el silencio del barrio más caro y exclusivo de todo São Paulo, una señora intenta venderme un 2x1 en chicles sin azúcar con una cajita de cartón que se le desarma en la mano. Encuentro palmeras, rosas chinas, autos de lujo y a lo lejos un edificio que parece de acrílico cubierto por fondant rosado y señalizado con una dona gigante y fucsia glaseada con chispitas; no existen dudas debe ser aquí. Pero a simple vista esto no parece un museo, sino más bien una exposición como las de Costa Salguero luego les contaré por qué.



Mi turno es a las 11.15 hs. Un grupo de chicas con tules rosados nos dan la bienvenida y nos explican la dinámica del museo. Son 15 instalaciones y cada una corresponde a una golosina en particular. “El recorrido dura 1 hora, tendremos acceso a todas las habitaciones pero luego de pasar a la siguiente nadie podrá volver a la ruta ni comenzar la visita desde el principio”, anuncia una de las chicas que parece sacada de un manga del futuro. Antes de comenzar nos sugieren descargar la app donde encontraremos la historia y algunos datos curiosos de cada una de las golosinas. Al finalizar la explicación, nos hacen decir (con un entusiasmo imperativo de coordinador de viaje de egresados): diga sim à felicidade para luego hacérnoslo repetir más y más fuerte hasta que por fin nos abren la puerta a la primera sala que parece ser la sensación del museo. Se trata de una pileta color rosa que impacta. Está rellena con malvaviscos de goma espuma en la que te podés zambullir en una especie de sueño muy agradable y blandito que acaricia y reconforta. Pero nadie parece disfrutar demasiado, todos están más bien preocupados porque el ángulo de la cámara registre la máxima sonrisa y la mayor dimensión posible de pileta y sin personas de fondo. Le pido a uno de los encargados de tomar fotos (un chico de pelo rosa larguísimo y piercing septum a quien identifico de inmediato por tener una credencial plastificada, también rosada, con el dibujo de una cámara de fotos colgada del cuello) que me tome una foto a mi también. Él, como un hada, me extiende una mano de dedos largos y flaquitos con uñas esculpidas del tipo francesitas y yo le doy mi celu. Al sacarme la foto, me hace decirle "felicidade" y levantar los brazos. Sonrío y caigo en la trampa yo también.


Después de 10 minutos con una sonrisa te invitan a salir rápido de la pileta y te convidan con 3 malvaviscos de la marca Docile² rellenos de mermelada de frambuesa, sin perder tiempo y algo atragantada, entro en la sala de helados auspiciada por la clásica marca Kibon³. Ni bien llegás se siente una fresca ráfaga de olor a frutilla y ves helados de mentira de todos los colores que recuerdan un poco a la obra de Claes Oldenburg.

En este caso la instalación además de generar impacto también funciona como asiento si te agotaste de sacar tantas fotos, mirarlas y ponerle algún filtro.

La idea del “museo” (uso comillas porque técnicamente más que un museo se trata de una exposición) surge como “un espacio pensado especialmente para que lo imaginario se transforme en experiencias dulces y reales”. Un concepto similar a las fiestas Estilo Naná pero con presupuesto (y ¡bastante!) además de contar con el apoyo de las marcas de golosinas más importantes de Brasil (Nestlé, Docile, Bauducco, Kibon). Bueno, yo también he contado con el apoyo de varias marcas de golosinas, que en su mayoría fueron muy generosas con mi causa, pero todos sabemos que sin dinero real mucho no se puede hacer porque no existe una moneda “golosina”.
Ante la inmensidad azucarada de las instalaciones y la excitación que produce la cantidad de estímulos, no puedo dejar de pensar un poco en Expogolosinas —¡ruego que alguien se acuerde!— aquel memorable evento de los años 90 organizado en Argentina por las mejores marcas de golosinas del país donde había: juegos con golosinas, toneladas de dulces gratis y como si fuera poco la posibilidad de interactuar con el oso de Bimbo, Sugus gigantes y algún otro personaje de golosinas que mi memoria no logra recuperar; algo cercano a una especie de Disneyworld pero solo de caramelos y en La rural. Todos los datos que tengo de ese evento provienen de mis recuerdos de niña y no son comprobables porque lamentablemente no existe ningún registro fotográfico de ese día. Lo que sí sé es que, al día de hoy, mi madre se arrepiente de haberme llevado ya que, según ella, este suceso (y no otro) me condujo a ser lo que soy hoy: una crítica especializada en golosinas; alejándome infinito, de ser una persona con intereses afines a la “vida adulta”. Y en parte por eso estoy aquí, en mi carácter de crítica, paseando mis zapatillas por los 3 pisos de alfombra rosa tutti frutti, entre paredes coloreadas en tonos pasteles donde encuentro prolijamente escritos algunos mensajes subliminales. Las mejores cosas de la vida son dulces; La felicidad solo es real cuando es compartida; La felicidad no tiene edad, etc. Todas suenan simpáticas y a la vez a secta, pero no logran convencerme y se olvidaron un detalle: el acceso a la felicidad no es gratis, en este caso cuesta R$60, los 60 minutos.

Los espacios (o salas) están organizados por golosinas, algunos incluyen indicaciones de qué tipo de aplicación usar para que la foto o el video quede mejor (increíble pero real). En cuanto a las golosinas encuentro, para mi sorpresa, que hay varias que corresponden a dulces típicos brasileños. Esto resulta interesante tanto para el visitante local, que puede aprender sobre la historia de sus dulces, como para el extranjero que casi en un pestañeo puede ver el panorama de las golosinas más populares de Brasi.

La sala Quindim, mi preferida del recorrido, incluye bancos con la forma de este flancito de origen portugués hecho a base de yemas de huevo y coco junto a la posibilidad, mediante visores de realidad virtual, de viajar al Planeta quindim y allí disparar confites y malvaviscos de todos los colores hacia el espacio exterior. Una experiencia única y reconfortante para cualquier fanático de las golosinas.


Por otro la sala Brigadeiro cuenta con subibajas en forma de cucharas y uno de estos bombones en tamaño gigante para fotografiarse, pero hay que hacer una larga cola, demasiada. Para quienes no estén familiarizados con el término brigadeiro se trata de una especie de trufa a base de leche condensada, chocolate en polvo y granulado.

Esta golosina es sin duda alguna la más representativa y predilecta de Brasil, infaltable tanto en las mesas de los cumpleaños infantiles (es fácil de hacer y económica) como en las inminentes boutiques gourmet donde existen versiones que reemplazan el granulado por ingredientes más sofisticados como: pistachos, crema de avellanas, chocolate belga. En cualquiera de sus versiones: artesanales, gourmet o industrializadas este bombón es algo de otro mundo y realmente enloquece a cualquiera que tenga la suerte de saborearlo. 




También hay espacios dedicados a dulces populares en todo el mundo como: chupetines, ositos gominola (tipo Haribo, Yummy), galletitas con chips de chocolate, donas y bebidas azucaradas. Todo lindo, todo blando, todo rosa.

Este dulce y delicioso festín está pensado para colmar todos los sentidos y como si fuera una pastilla de frutilla en tu boca, disuelve el amargor de la vida real al menos por un ratito. Al acercarme a la salida un cartel me agradece la visita y me invita a que continúe siendo feliz fuera del museo.



Cómo podré serlo si ni bien cruzo la puerta que me devuelve al mundo real, la mágica burbuja rosada en la que el museo me tenía encapsulada se pincha y comienzo a sentir esa sensación de estar de pronto demasiado empalagada.


Cariños,
Naná ❤️



¹ Según estudios, una persona brasileña puede llegar a consumir hasta 67 kilos de azúcar al año, mientras que en Argentina el promedio es de 44 kilos superando tanto a la media mundial como a las cantidades ingeridas en los países desarrollados que es de 35 kilos.
² Máximo productor de gomitas en Brasil que también podemos disfrutar en Argentina, muchas veces en ofertas en el tren Roca.
³ Marca de Unilever que se importó a nuestro país entre los años 2000 a 2005 pero debió retirarse por la baja rentabilidad que le dejaban a la multinacional.