Pink Ice Cream Bar
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jueves, 17 de marzo de 2016

Microreseña de un Nutella personalizado por Walter Dvorkin

De visita en Buenos Aires, mi tía Julia trajo un regalo especial de Australia. Me avisa que si no me gustaba que de entrada le dijera que no, que no se ofendería. “Debe ser una remera” pensé hacia mis adentros.
De repente saca una bolsa de la valija, me la da y era bastante pesada. Saco el regalo que tenía en su interior y me encuentro con la sorpresa de que era un… ¡NUTELLA, FRASCO GRANDE CON MI NOMBRE! ¡DECÍA “WALTER” EN LUGAR DE NUTELLA! Un regalazo la verdad.




Para quienes lo conocen al Nutella, sabrán lo rico que es. Este no difería en su sabor, excepto por ese toque que le da, por un lado que lo hayan pensado para uno. Y por otro lado que, como aquel viejo programa de Maru Botana, tenga “Sabor a mí”.


Gracias Wally

domingo, 3 de agosto de 2014

LAS SALIDAS DE NANÁ: EDICIÓN ESPECIAL: GOLOSINAS COREANAS - Video íntimo e interactivo

Padezco de un bloqueo emocional que no me permite escribir. ¡Pero! ...como no quiero defraudar a mis fans, comparto con ustedes un video-reseña intimo e interactivo que incluye degustación de: 

1-      Chocolate Ritter SPORT Keks  + Nuss  (origen: Alemania)

2-      Huesitos Yoghurt (origen: Corea)




3-      Caramelo gasificado (origen Korea)



4-      Gomitas sabor cola (origen: Corea)


Y además: brindis y presentación de la colección de papeles de golosinas de Walter Dvorkin. Quería editarlo pero no supe hacerlo, espero que igualmente lo disfruten:





Agradezco a Sergio por filmar, a Wally por las golosinas e instalaciones, a los amigos por estar y a ustedes por seguirme.

Los quiere,


Naná

jueves, 3 de julio de 2014

COLABORACIONES NANÁ: Dulces Marroquíes por Walterio Dvorkin

Wally, fiel coloborador de Estilo Naná, nos presenta una selección de dulces marroquíes asombrosos. Gracias Wally por tu colaboración y todas tus atenciones para con este blog y mi persona.  Estoy un poco vaga, este blog es pura colaboración de los fans. Pero también estoy probando muchísimas golosinas que pronto compartiré con todos ustedes. Bueno, disfruten de la excelente reseña q Wallynos regala, se van a sorprender.
Cariños, hasta la próxima,
 Naná. 



En abril de 2014 tuve la posibilidad de visitar por primera vez un país maravilloso en el Norte de África: Marruecos. Mi base fue la rosada ciudad de Marrakesh, aunque hice unas escapadas también al Desierto del Sahara y la albiceleste ciudad de Essaouira. Como es de costumbre, quise probar golosinas auténticamente marroquíes.
Antes de pasar a las golosinas, cabe mencionar que las delicias allí no pasan tanto por las golosinas sino que lo verdaderamente interesante en la excolonia francesa sabor sucré es el thé à la menthe (té a la menta)  y la pâtisserie marocaine (pastelería marroquí). La combinación de ambos es verdaderamente deliciosa, ideal para esa franja de entre las cuatro y las cinco de la tarde.






thé à la menthe y pâtisserie marocaine
Golosinas
Marruecos es un país cuya cultura, como en otros del Magreb, confluye la cultura islámica con el toque francés heredado de la colonia. La pastelería tiene más que ver con lo musulmán (las almendras y los dátiles priman) mientras que las golosinas son más bien occidentales, afrancesadas. Y no son tan comunes tampoco, de hecho, las que conseguí las conseguí en su mayoría en la cadena de supermercados más grande de allá (Aswak Assalam). A su vez, lo que prima en el sabor es el eclecticismo.

·         Barritas Sergio: muy simples, tres capas marrones con una pasta de chocolate en su interior, algo así como las galletitas Ópera de chocolate que en algún momento se comercializaron.
·         Lingot Noir: lo que más me llamó la atención fue el peso del paquete. De hecho vienen muchísimas planchas de chocolate en un solo envoltorio. Como su nombre lo indica, busca parecerse a un lingote de oro y tiene un peso tal vez similar. ¿Si vale lo que su peso en oro? No, claro que no. Es un chocolate con gusto a nada para ser sincero. Aunque puede ser ideal para aquel que prefiere el chocolate con gusto amargo o semiamargo y sin el clásico tacto mantecoso al paladar que poseen los chocolates europeos. Nota de color: lo comercializa una empresa de nombre Macao y cuyo logo es un elefante, que tanto, tanto, me gustan. Le subió algún punto.
·         Chocomix Lait & Noisettes: también comercializado por Macao, usan el mismo chocolate del Lingot pero con leche y avellanas, lo cual mejora un poco.
·         Mejora: pareciera puesto a propósito como con las golosinas anteriores, pero no. O bueno, tal vez sí. Se llama  Mejora en serio y es chocolate con almendras. Nada del otro mundo, pero al menos tiene letras en árabe en su empaque. Eso lo hace interesante. Ah, el sabor sí es bueno, se nota que tiene leche.
·         Almendra: se ve que los de marketing quisieron ponerle un nombre español para que los francoparlantes les pareciera interesante o que el inventor fuera fanático de la banda que liderara Luis Alberto Spinetta y este fuera su homenaje, cosas que realmente dudo que así sea. Al margen, los Almendra solo los conseguía en kioskos, costaban muy baratos (2 por 1 dírham si mi memoria no me falla), eran sobriamente ricos pero tenían esa cualidad de que al ser baratos y chiquitos uno podía comerlos en cualquier momento y en cualquier lugar.
·         Aiguebelle: chocolate con leche. Simple y efectivo. Para comer en cualquier ocasión no especial.
·         Sweeties: por lejos, los mejores. Se llaman así porque es chocolate relleno de confites. El chocolate tiene un corte bien europeo, sin nada que envidiarle a un Lindt por dar un ejemplo. Y lo mejor de todo…¡VIENE CON CONFITES!

Estas han sido las golosinas marroquíes que probé. Como se vio, algunas me gustaron más que otras. No sé con cuántos nanás se puede calificar cada uno. Tenía pensado compartir con Naná, pero antes me los comí todos. Espero que no se enoje. Au revoir.

domingo, 2 de marzo de 2014

COLABORACIONES NANÁ: De la cancha al kiosco, alfajores q son pasión de multitudes por Walter Dvorkin.

Una vez más Wally, atento colaborador del blog,  nos deleita con sus maravillosas reseñas de golosinas.
Gracias Walterio!

Los que me conocen saben de mi fanatismo por Racing. Los que no me conocen, pueden imaginarlo. Por eso quiero hablar aquí de los alfajores y chupetines del Racing Club de Avellaneda, los cuales conocí para octubre de 2013. Elaborados por la empresa Alfajores del Fúthol Argentino, se han lanzado, además de Racing, versiones de San Lorenzo, Boca, River e Independiente. Y todas contienen un sticker que hace a la vez de tatuaje temporal con motivo del equipo elegido. Es probable que el sabor sea el mismo en todos los envoltorios, pero como es de suponer, uno elige por su afinidad futbolística. De hecho, creo que nunca comería uno de Independiente, clásico archirival. Pues bien, esta es la crítica. Alfajores Clásico alfajor de chocolate, simple y con relleno de dulce de leche, para quien está acostumbrado a los Cachafaz o Havanna, sepa que se encuentran en las antípodas, pudiendo asociar su gusto con un Guaymallén o L Nirva. Es decir, dos tapas algo arenosas, cobertura que se nota prensada y una pincelada de dulce de leche.



Chupetines A medio camino entre lo dulce y lo ácido, tampoco son un festival de sapidez en la boca. Al menos respetan los colores celeste y blanco de la institución. Pese a esta crítica despiadada, destaco que en los últimos tiempos es quizás lo único que compro en el kiosko, porque -claro-son de Racing y uno está orgulloso de mostrar los colores. Además, a diferencia de sus pares, los de Racing están generalmente agotados. ¿Por qué será?

















PD: Quiero aclarar q yo soy de Boca Juniors. Cariños, Naná.

domingo, 10 de noviembre de 2013

COLABORACIONES NANÁ: Walter Dvorkin comparte con Naná su experiencia golosinera en Wangfujing

Conocí a W. en un recital de Bosque de Antenas y al toque me di cuenta de que sabía mucho de golosinas. Incluso llegué a pensar que sabía más que yo y me sentí algo amenazada.
Nunca más volví a verlo, pero por alguna razón, me envío vía L. unos increíbles scaneos de golosinas que hasta el momento no pude subir pero que hicieron que de alguna manera sigamos en contacto.
Con el pasar de los días Walter a quien ya puedo llamar Wally, se convirtió en un excelentísimo colaborador de estilo naná envíandome reseñas maravillosas  dignas de publicar en este blog. Como son varias voy a empezar con la primera que me envió:  "El riesgo que comprar sin saber", un relato sin desperdicios de su experiencia golosinera en Beijing.

Aprovecho para agradecerle la buena onda y su infinita predisposición y generosidad para con este blog.



El riesgo de comprar sin saber

A fines de agosto de 2013 tuve la oportunidad de visitar Beijing por dos maravillosos días. Después de hacer a pie Seúl y recorrer medio Beijing por el mismo medio, decidí que mi visita a la Muralla China fuera en un tour. Ya se sabe cómo es esto: guía en inglés, van, pasajeros de todos los puntos cardinales, almuerzo y visita a las atracciones principales. Además de otros “museos” en donde los guías reciben su comisión en caso de vender algo.

Llegando al final del tour, en el “Museo de la Seda” (en donde desafortunadamente para los organizadores nadie compró ni un hilo), un muchacho de Singapur me pide una fotografía junto a él…a lo cual le espeto con una pregunta por si conocía: ¿dónde me convenía comprar golosinas en China?
China es un lugar, como en la mayoría de Oriente, en donde todo se regatea. TODO menos lo comestible. Si se ve el precio en el mostrador o en la góndola, ese es el precio. Para algunos, el regateo es una de las cosas más divertidas del planeta. Para mí es lo contrario, me genera un estrés de mil demonios. Por lo tanto, había averiguado que si compraba en un supermercado las golosinas, iba ser un pingüe negocio. No obstante, yo quería algo más, un ingrediente que Wilson, el singapurense, me reveló: ir a Wangfujing.

Wangfujing es uno de los lugares más característicos de Beijing, y si se quiere tener una experiencia a lo Marley (Alejandro Wiebe, no Bob), se debe ir ahí. Hay para comer calamares, estrellas de mar, pato, escorpiones, serpientes, ciempiés y la delicatesen arácnida. Pero este es un blog sobre golosinas, así que no abundaré en ello.

Luego de degustar algunas de las exquisiteces antes mencionadas, decidí comprar mis preciosas golosinas. Y de la manera que todos los golosineros hacer: que pongan todo lo que haya en una bolsa sin saber qué es, que nos cobren por kilo y después…y después vemos. He aquí el quid de la cuestión: el hecho de comprar sin saber qué.

Al muchacho que me atendió le dije simplemente “poné distintas cosas en las bolsas y termosellala que en Buenos Aires pruebo”. Y es así como me traje a la patria dos bolsas con un surtido de lo más misterioso. Y es realmente misterioso porque cada paquetito que del surtido traía en sí una sorpresa.
No saber ni media palabra de chino logró que cada envoltorio llamara la atención. Algunos eran simple dulce de batata, otros eran dátiles recubiertos, un bloque verde muy duro con semillas de sésamo pero con gusto a tierra hasta llegar al extremo de que comer una especie de huevo de pájaro aplastado picantísimo.


En conclusión, las golosinas que compré en Beijing resultaron ser mucho más exóticas y extrañas de lo que imaginaba. Y en parte me arrepiento de no haber probado antes de comprar. Pero en parte no, es el riesgo de comprar sin saber. Una lotería, dicen.



Walter Dvorkin
nació en el año 1988, vive en el barrio de Belgrano y es empleado de una aerolínea.
Su golosina favorita son los M&M de maní, confiesa que se compra bolsas de un kilo y no le duran. No tiene muchas golosinas que le repugnen pero si tiene que elegir una elige las bacon gumballs.