Pink Ice Cream Bar
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viernes, 22 de enero de 2021

Paseando con Naná: Mi recorrido por las 3 mejores confiterías de especialidad coreana en el barrio de Floresta

En las vacaciones se camina y punto, me dije la mañana de ayer y decidí ir a dar una vuelta y hacer lo que no hago hace mucho tiempo: trabajo de campo.

Fue así que tomé recaudos (barbijo, alcohol en spray, batería, agua y zapatillas cómodas) y caminé hasta el barrio de Floresta para ver en vivo todo aquello que el Instagram me muestra a diario en este encierro: cafeterías bonitas, latte art, tortas arcoiris, delicias de dudosa esponjosidad, etc.


Desde muy chica voy con mi mamá a aprovechar las ofertas de la calle Avellaneda, allí he conseguido prendas de lo más diversas a precios irrisorios (3 o 4 veces menos de lo que cuestan en un shopping), es por eso que conozco la zona tanto como unx astrólogx conoce lo que ocurre en el cielo. En estos últimos años, en coincidencia por mi interés (y el de muchxs) por la cultura oriental, fui descubriendo que entre las avenidas Gaona y Avellaneda, desde Nazca hasta Emilio Lamarca, además de negocios textiles comenzaron a multiplicarse excelentes opciones para disfrutar de la gastronomía y de la pastelería coreana lo cual forma un complemento espectacular con el ya histórico barrio coreano ubicado en la Avda. Carabobo entre Eva Perón y Castañares, Flores.

El capricho surgió el domingo cuando encontré en internet un café llamado Jinni`s Coffee donde vendían bingsu, un postre popular coreano hecho a base de crema, leche, leche condensada y una especie de granizado de hielo que se sirve en un bowl muy grande y profundo, simulando la forma de una montaña (algo que no había visto nunca en otro lado más que en Corea). Este refrescante postre viene en diferentes variedades: frutales, matcha, oreo y el más tradicional el patbingsu cuya particularidad es que llega a tu mesa coronado con pasta de judías verdes y rociado con polvo de frutos secos.




Muy tentador, sí, pero me pareció un montón para mi sola y preferí esta vez no jugar a ser Kantaro (o más bien Kantara) y opté por un café y un brownie, pese al calor de enero en esta ciudad donde las baldosas se vuelven radiadores y todo suda.




Al café se accede por una escalerita, el salón es amplio y tiene una ambientación muy cuidada y cálida con detalles muy simpáticos.



También hay un sector para fumadores en un coqueto balcón vidriado con algunas mesitas y una barra que da a la calle Morón. Me ubiqué allí no porque fume (ya lo dejé) sino porque todavía no me animo a estar en lugares cerrados en el marco de la pandemia y fue lindo porque me entretuve mirando los locales de moda de la cuadra de enfrente, casi todos con bikers negras y remeras gigantes en tonos pasteles que empaquetados en grandes cantidades y al vacío iban pintando los locales y la calle en segundos como si fueran piezas de Tetris. Disfruté del brownie, quizás haya sido uno de los más deliciosos y prolijos que probé en mi vida (parecía cortado con escuadra), la textura interna y externa era tan húmeda y deliciosa que se pegaba a la cucharita como si fuera un dulce de mora negra, néctar brillante. Ejemplar de excelencia, le doy 10 Nanás.



Quisiera destacar también la variedad de bebidas frías asiáticas que ofrecen es impresionante desde té de yuja (cítrico similar a la mandarina que crece en Asia Oriental), misu (granulado de 7 /10 granos diferentes que se toma en un batido), corn & pong ice,  y mil etcéteras de combinaciones fabulosas y refrescantes además de todo tipo bubble teas (esas bebidas densas y amarronadas que tienen como unas bolitas en el fondo y se toman con pajita, seguro las vieron si alguna vez visitaron el barrio chino).


Las bebidas calientes van desde café espresso hasta batata latte (¡sí! así como lo leen) . El café es super bueno y lo sirven con dibujito en la espuma (¡amor!) En cuanto a la carta, pensada para merendar o desayunar exclusivamente, encontramos croissants rellenos de frutas y cremas saborizadas (¡nivel!), macarrones, tartitas frutales, budincitos de matcha y reversiones de los acompañamientos de todas partes del mundo: Paris toast, Macao toast, Brasil Toast, etc. Hay que ir al menos a probar una. Por suerte también encontré una mini sección de golosinas (lo que le da sentido a este blog y a mi vida) con bolsitas con Peppero de diferentes variedades y, atención a estas joyitas, tabletas artesanales de chocolate rosado con apliques de frutas desecadas y demás magias de las cuales me enamoré, volveré por ellas. La atención es correcta y la música acorde, tanto que me sentí dentro de un dorama por un segundo.


De camino a casa visité 2 confiterías más:

León Bakery una patisserie coreana que data del año 1999, super amplia y elegante, tanto que ni bien entré tuve la sensación de haberme teletransportado a alguna distinguida confitería asiática de esas que vemos en las novelas.



Aquí ofrecen opciones de todo tipo para almorzar o tomar el té, facturas, masitas y bollos asiáticos rellenos pastas y cremas, organizados prolijamente por variedad. Todo parece fresco, rico y realizado con ingredientes de alta calidad.




Me llevé solo un mini bizcochuelo esponjoso como una nube que superó mis expectativas, también tenían una gran variedad de gaseosas y helados, volveré.




Aprovechando el paseo y ya que estaba, me di una vueltita breve para ver la vitrina de Pan Moa, que como siempre deslumbra con sus pasteles tan perfectos coloridos, dan ganas de probarlos todos! ¡Vean, qué belleza!




¡Ay! qué ganas de que todo esto termine y poder ir merendar con mis amigas! pero bueno, finalmente tomé un poco de agua y coraje para emprender la vuelta a casa por Helguera derecho, según Google maps exactamente 6, 2 km  mucho más de todo lo que caminé el mes pasado.

Hasta la próxima.
Cariños,
Naná



Si quieren darse una vuelta les dejo las direcciones y enlaces aquí:

 Jinnis coffee: Morón 3322, C1407 CABA
 León Bakery: Felipe Vallese 3335, CABA
♡ Pan Moa: Ruperto Godoy 763, C1406 , CABA








lunes, 20 de enero de 2020

Descubrí las mejores bombonerías de Buenos Aires. Ruta chocolatier Estilo Naná - Cap.1: Recoleta, Buenos Aires -

Como nunca tengo tiempo de pasear y recorrer mi bonita ciudad en busca de deliciosos tesoros, estas vacaciones, decidí realizar la ruta chocolatier visitando algunas chocolaterías de Capital Federal.




Entonces la invité a mi amiga y productora Lupe Sendra, y juntas recorrimos las bombonerías más selectas de Recoleta, un barrio que me hizo sentir que estaba de vacaciones en el exterior.

La experiencia comenzó en el tren (línea Mitre, ramal Suárez) donde sucedió algo de lo más inesperado, un vendedor ambulante ofrecía 2 cajitas del exclusivo chocolate barilochense  Mamuschka por $ 100. Cierto es que estaban a punto de caducar pero los pasajeros desesperados, así es cómo impactan las verdaderas ofertas, vi que algunos llegaron a comprar de a 6 cajas. Yo compré solo 2, no me la jugué. Debo reconocer que no estaban en perfecto estado, pero se podían comer y disfrutar. Me pregunto de dónde los habrán sacado.




Ya en Retiro, comenzamos la empalagosa travesía (yo con 4 Mamuschkas adentro).
En el camino nos encontramos con un flamante Havanna dentro de la estación Retiro, empresa por la que se destaca no solo en la elaboración de alfajores de calidad premium, sino también en sus bombones como por ejemplo las conocidas coronitas y los clásicos havanets.


La primera vidriera en la que nos detuvimos fue la de la emblemática confiteria Dos escudos de la calle Juncal, donde pudimos deslumbrarnos con las cuidadas tortas de calidad aparentemente superior, aunque en realidad no lo se porque esta experiencia fue netamente visual. Encontramos allí los clásicos de siempre (Mil hojas, Tarta de frutas de estación, frutillas, etc) y las torta "novedad" (como la Torta Oreo) que ya se van instalando en el mercado.




De allí fuimos directamente hacia El viejo oso,  donde fui con la intención de cambiar de opinión luego de la poco grata experiencia que viví en La chocolaterie (sin dudas el evento más decepcionante del 2019) pero estaba cerrado por vacaciones.

Unas cuadras después dimos por casualidad con Elite, una chocolatería muy bonita y exclusiva que funciona desde 1943. Allí una amable señora nos dio de probar una trufa a cada una. Exquisita! de lo mejor que probé en el país en los últimos años. No es para menos, claro, leí en la web que el cacao es seleccionado especialmente de las mejores cosechas de América del sur, solo utilizan leche de vacas de pastura estilo suizo-argentina, los frutos secos los importan desde Italia, España y Turquía y los frutos rojos los compran a pequeñas familias productoras de la Patagonia. En fin, todo de lo más selecto y especial.




A continuación llegamos a la boutique de Vasalissa, lo cual fue una experiencia divina para todos nuestros sentidos. Quedamos maravilladas con la delicadeza de todos sus bombones y los detalles exclusivos de la tienda de estilo parisino.





Aquí probamos uno de los bombones característicos de la tienda: “Beso de dulce de leche”, un bombón de chocolate con leche con forma de boca colorada, relleno de dulce de leche y notas de caramelo. Este bombón es una reversión del bocadito Cabsha, creación del antecesor de las chocolateriers. Extra: antes de irnos descubrimos una vitrina con tabletas de chocolates bellísimas, envueltas con papeles divinos y el chocolate sigue siendo de lo más selecto. Aplausos.




Ya que estábamos nos dimos una vuelta por el Patio Bullrich en búsqueda del puesto de Hedonist Chocolate, bombones de chocolate belga que se destacan por su diseño moderno y colorido. Me gustaron mucho unos bombones rosados con forma de diamante y apliques en color oro, preciosos y las tabletas también con detalles rosadas.





Allí también encontramos Confectionary Fine Foods, un negocio multimarca que ofrece variedad de productos importados como los caramelos alemanes Werther´s Original. La novedad: venden chocolates Ritter Sport y otras golosinas importadas por peso, los 100 gr. están $ 350. Solo para ricos, sí…




Coronamos la tarde en la patisserie Smeterling, un lugar más que especial, donde probamos un mini pastel de chocolate de una calidad y exquisitez incomparable.
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Eso fue todo por hoy.
Espero que les haya gustado el informe.
Cariños,
Naná