Dejé mi holter en la calle Sarandí y de ahí me fui a entregar una caja del CDK al barrio de Liniers. No visitaba esta zona, en profundidad, desde que era muy pequeña e iba con mis padres al Plaza Liniers Shopping, un paseo de compras ubicado en la calle José León Suárez en intersección con la calle Rivadavia, al que solíamos ir algún domingo de suerte a comprar esos sellitos con forma de Garfield que venían con tinta fucsia incluida dentro de la almohadilla o alguna prenda de la marca Mimo. 25 años después, el paseo hoy se encuentra en total decadencia y es bastante triste de ver aunque como todo lo feo, tiene su encanto, en mi caso quizás sea pensar que esas mismas baldosas fueron transitadas a la vez, por los mocasines de mi padre, los taco aguja de mi madre y mis sandalias de Xuxa.
En contraposición a este recuerdo nostálgico noventoso, donde el brillo de la novedad se ha convertido es un paseo comercial de luz amarronada y locales de marcas que solo sobreviven ahí junto a un kiosco, que por desgracia no conserva las míticas máquinas expendedoras de chicle bola y stickers de la NBA, es que salí en búsqueda de un poco de color, sabor y consuelo a mi ya fichado, nunca recorrido, mercado Andino.
Este mercado se ubica en la calle José León Suárez al 100 y calle Montiel y está conformado por pequeños locales a la calle, pertenecientes a la comunidad boliviana y peruana que shockean por su variedad y colorido.
En contraposición a este recuerdo nostálgico noventoso, donde el brillo de la novedad se ha convertido es un paseo comercial de luz amarronada y locales de marcas que solo sobreviven ahí junto a un kiosco, que por desgracia no conserva las míticas máquinas expendedoras de chicle bola y stickers de la NBA, es que salí en búsqueda de un poco de color, sabor y consuelo a mi ya fichado, nunca recorrido, mercado Andino.
Este mercado se ubica en la calle José León Suárez al 100 y calle Montiel y está conformado por pequeños locales a la calle, pertenecientes a la comunidad boliviana y peruana que shockean por su variedad y colorido.
Para solo darles una pequeña idea se pueden conseguir todo tipo de verduras y hortalizas que ni sabía que existían, además de condimentos, blends de yuyos y especias, para curar todo tipo de males - desde la impotencia hasta el mal de ojo, amuletos, ofrendas y por supuesto: golosinas, lo que yo fui a buscar.
Dulces y golosinas de Bolivia y Perú
A decir verdad nunca tuve mucha información acerca de golosinas bolivianas y peruanas, así que me puse a investigar un poco, hasta que llegue el momento en que pueda visitar estos dos países, como todo lo que quiero se que algún día ocurrirá.
A decir verdad nunca tuve mucha información acerca de golosinas bolivianas y peruanas, así que me puse a investigar un poco, hasta que llegue el momento en que pueda visitar estos dos países, como todo lo que quiero se que algún día ocurrirá.
En tanto golosinas peruanas , en mercado online encuentro: Besos de Moza, una especie de Merenkoa - copo de merengue cubierto con chocolate, galletas Casino, Chocogol y Morocha, varios chocolates de la firma Nestle: Princesa, Sublime, Triángulo, los galletitas ovaladas cubiertas de chocolate y grana de colores Doña Pepa (gran y delicioso invento), algunas conocidas como Chocman, Vizzio y como siempre nuestro Bonobón y sus variantes (inexistentes en nuestro país, injusto) mientras que en Bolivia, les recomiendo un artículo a cargo de Iti el hermoso - cuando me quería y participaba de este blog - Lo pueden leer aquí.
Hallazgos del barrio de Liniers
En tanto y en cuanto expongo aquí mis hallazgos del barrio de Liniers, clasificadísimos:
Hallazgos del barrio de Liniers
En tanto y en cuanto expongo aquí mis hallazgos del barrio de Liniers, clasificadísimos:
Cada día estoy más segura de que es imposible dar cuenta de todas las golosinas existentes en el planeta Tierra, debería dedicar toda mi vida a esto y tampoco alcanzaría.
Confesiones
No se enojen, aún no he probado todas estas golosinas. A veces me pasa (¡cada vez más!) que acumulo las golosinas que son especiales sin comerlas porque me da cosa desarmar el paquete. Tengo ese dilema entre coleccionar o comer la golosina. Espero para probarla un día que pueda escribirla y casi siempre ese día nunca llega.
Siguen pasando los años y yo todavía no encuentro un sistema formal de sistematización de mi disciplina que pueda durar en el tiempo más de meses, semanas, incluso días. Mediante un infinito de idea tras cambio de idea que se suma la mayoría de las veces a la falta de tiempo. De todas formas, confío en que algún día lo lograré quizás en 10 o 20 años.
Bonus track! Recomendaciones saladas y datos de interés
A pesar del calor el mejor horario para visitar el barrio andino es cerca del mediodía así se puede probar algún almuerzo típico, esto me hizo sentir que estaba de viaje en otro país. Recomiendo fuerte el restaurante Miriam (Ibarrola 7184), rico y económico, probé sopa de maní y mocochinchi, un refresco a base de durazno deshidratados y canela que aunque no me gustó es imprescindible probar. Todo por $350, soñado.
Pendientes
Me quedó para la próxima, espero volver acompañada por alguna persona valiente como yo, probar las empanadillas, salteñas (empanadas bolivianas de masa dulce rellenas de carne guisada) y los chipá y otras de esas delicias de comida al paso, que se veían impresionantes como los jugos de colores: naranja, azul, rojo, y quizás algunas de esas tortas de decorados estrambóticos, cubiertas de densas cremas de colores y las llamadas cremitas, una caricia para el alma.
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| El slogan de esta tienda es: El tiempo se olvida, la calidad se recuerda. |
¡Hasta la próxima! ¡Tomen agua! Naná
